El Valle mira al futuro con incertidumbre ante el cierre de la central nuclear en 2030

Los alcaldes de la zona defienden la continuidad de la planta, alertan del impacto económico y exigen alternativas claras al Gobierno

La central nuclear de Cofrentes, responsable del 45% de la energía producida en la Comunitat Valenciana , afronta su cierre programado en 2030 en medio de un intenso debate político, económico y territorial. Mientras los colectivos ecologistas exigen su clausura para acelerar la transición energética, los alcaldes de la comarca temen un golpe irreversible a la economía de sus municipios.

Un motor económico en riesgo

El núcleo de la central, ubicado en el interior de la provincia de Valencia, da trabajo directo a unas 800 personas y genera 1.200 empleos indirectos. En los periodos de recarga, las cifras se multiplican, afectando positivamente a toda la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes.

Cofrentes y los municipios vecinos —Cortes de Pallás, Jalance o Jarafuel— ingresan una parte esencial de su presupuesto gracias a los impuestos derivados de la actividad de la central. El propio Ayuntamiento de Cofrentes reconoce que entre el 80% y el 85% de sus ingresos, unos 10 millones de euros, provienen de este sector.

El alcalde Salvador Honrubia (Cs) lamenta que “hay muchos foros donde se habla de la España vacía, pero cuando llega la hora de la verdad, nadie nos ayuda”. Reivindica que “sin alternativas reales, el cierre será un golpe letal para el municipio” .

Posturas enfrentadas

Desde el gobierno autonómico del Partido Popular se ha defendido la continuidad de la planta, mientras la plataforma Tanquem Cofrents reclama su cierre por considerarla un freno a las energías renovables .

Esta semana, el presidente ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha advertido de que el cierre de las centrales nucleares podría suponer un aumento del 25% en el precio de la electricidad , citando el caso de Alemania como ejemplo de error estratégico.

El alcalde de Ayora, José Vicente Anaya (PP), respalda esta visión y considera que la clausura responde más a motivos políticos que técnicos , señalando que la planta está en condiciones de operar más allá de 2030.

Un futuro que aún está por definir

A pesar de su dependencia del sector energético, algunos municipios ya trabajan en buscar nuevas vías de desarrollo. En Cofrentes, el turismo cobra fuerza como segunda fuente de ingresos , con el balneario municipal como principal referente, generando 250 empleos directos.

Ayora plantea la atracción de una industria auxiliar vinculada a la energía solar , aunque su ubicación, “a medio camino entre Requena y Valencia”, dificulta la implantación industrial.

En Jarafuel, el alcalde Fernando Jorge García (PP) alerta de que “si no se toman medidas, empeorará la calidad de vida en el valle ”. Considere que la primera alternativa es que la nuclear no se cierra , y si se hace, “debe ir acompañada de inversiones reales y urgentes”.

Incluso en municipios más grandes como Requena, con 20.000 habitantes, el impacto sería notable. Su alcalde, Mario Sánchez (PSOE), afirma que si una decisión “perjudica el futuro del municipio, un alcalde debe estar con su gente, por encima de partidos ”.

Una transición que necesita certezas

La situación de Cofrentes es un claro ejemplo del reto que enfrentan muchas comarcas dependientes de energías no renovables , con un equilibrio difícil entre sostenibilidad y desarrollo local. El tiempo apremia , y la ciudadanía exige compromisos reales antes de que se cierre una puerta que, para muchos, todavía no tiene reemplazo.

 

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