El sol de la meteorología valenciana
Con casi 90 años, Concha Sanz, vecina de la Vall d'Albaida sigue registrando con rigor las lluvias y temperaturas en su pueblo desde 1961
© José Ángel Núñez Mora, Jefe de Climatología de AEMET en la Comunitat Valenciana | En un rincón tranquilo de la Vall d'Albaida, en la umbría de la sierra del Benicadell, vive Concha Sanz Quilis , una de las grandes referencias de la meteorología en la Comunitat Valenciana. A punto de cumplir 90 años , esta vecina de Carrícola , un pequeño pueblo con menos de cien habitantes, sigue siendo la observadora oficial de AEMET desde 1961, fecha en la que envió sus primeros registros de lluvia.
Toda una vida dedicada
al cielo.
Concha comenzó a
registrar datos junto a su hermano Rafael, y tras su fallecimiento, continuó
sola durante décadas. Hoy comparte esa tarea con su hija Inma, a quien ha
transmitido su pasión por la meteorología. A lo largo de más de seis décadas,
Concha ha vivido y documentado episodios climáticos históricos , como
los 305 mm de lluvia registrados el 4 de noviembre de 1987 o los 46
°C alcanzados el 10 de agosto de 2023 , el día más caluroso del que se
tiene constancia en Carrícola.
Sus registros no solo
han sido fundamentales para los servicios meteorológicos, sino también para
medios como À Punt , con cuyos meteorólogos se comunica a diario desde
1989 para aportar los datos del día. Su constancia y meticulosidad han sido
objeto de reportajes y homenajes en varias ocasiones, como el que
recibió en 2006 por parte de aficionados de toda España o el premio “Hacemos
que las mujeres cuenten” otorgado por la Diputación de Valencia.
Testigo de la historia
climática
Aunque no pudo
registrar la gran ola de frío de 1956 por no estar aún en activo, sí dejó
constancia de temperaturas extremas como los -6,2 °C en enero de 1985 .
A lo largo de su carrera, ha anotado minuciosamente cada dato en sus cuadernos,
convirtiéndose en un testimonio fiel de la evolución climática de su pueblo
.
Para la Agencia
Estatal de Meteorología (AEMET) , Concha representa un modelo de
observadora voluntaria , cuya labor trasciende la ciencia y se convierte en
un símbolo de compromiso y amor por su entorno.
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