Europa vivió este fin de semana de uno de los fenómenos meteorológicos más extraños de los últimos años
Este tipo de episodios no es nada habitual en la época del año en la que nos encontramos, y ya alertan de que estos podrían reiterarse como consecuencia del aumento de las temperaturas.
Durante el pasado fin de semana, Europa fue testigo de
uno de los fenómenos meteorológicos más extraños vividos en los últimos años.
Aunque en España no fue especialmente perceptible, en el resto del Viejo
Continente sí que fue bastante notable, llegando a afectar a países del norte y
el este del continente.
Según recogieron los radares de rayos, los últimos
dos días de la pasada semana se detectaron unos 52.000 rayos, incluido en la
región mediterránea aunque con menor fuerza. Este dato podría parecer
asombroso, aunque hay que destacar que este fenómeno no es tan atípico como
puede sonar, pero sí lo es por la época del año en la que nos encontramos.
Y es que, entre los meses de febrero y marzo, este
tipo de actividad no es nada habitual, de acuerdo con el historial propio de
esta época, como bien destacó el meteorólogo fines Markus Mantykannas en los
últimos días. De hecho, este momento del año es el de menor actividad en este
sentido.
Pese a ello, durante el fin de semana pasado se
registraron intensos relámpagos en la región mediterránea, que llegaron a
extenderse nada menos que hasta Lituania, Letonia y el sur de Suecia, con
tormentas aisladas pero suficientemente destacadas para el momento en el que
nos encontramos.
En el Mediterráneo occidental, el momento de mayores
tormentas se produjo el sábado, mientras que durante el domingo se dirigieron
hacia el este, siendo así muy visibles en Génova (Italia), y la costa de los
Balcanes y Grecia.
Esto se explica principalmente por tres factores
según el meteorólogo Mantykannas. En prime lugar por el paso de baja presión
que se extendió por el Mediterráneo, además de la llegada y penetración de una
masa de aire frío sobre el agua cálida del mar, lo que provocó que el agua se
calentará en exceso.
Esto, unido a la inestabilidad y el paso de bajas
presiones, provocó que se dieran las condiciones idóneas para la formación de
tormentas, que hicieron descender bastante las temperaturas a medida que aumentaba
la altitud.
Pero este tipo de fenómenos podrían repetirse en el
futuro a consecuencia del enemigo de siempre: el calentamiento de la Tierra. Y
es que, las tormentas invernales podrían convertirse en una constante en
determinadas zonas de Europa debido al aumento de las temperaturas,
especialmente en el mar Mediterráneo, donde la probabilidad de tormentas y
fenómenos de este tipo podrían comenzar a ser más habituales en zonas del sur
de Europa.
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