Un cable entre Valencia y Mallorca permite superar un desafío geofísico
Pulsos
láser enviados por un cable de fibra óptica entre Valencia y Palma de Mallorca
han permitido superar el desafío geofísico de identificar dónde se origina el
ruido sísmico en el océano.
Las
diminutas vibraciones de la Tierra llamadas microsismos son omnipresentes, pero
los investigadores no han tenido una forma de identificar sus fuentes en el
mar. Un uso innovador de los equipos de telecomunicaciones ha cambiado eso.
En la
investigación ahora publicada en Geophysical Research Letters, se logró medir
la pequeña cantidad de luz que rebotaba a través del cable, una técnica llamada
detección acústica distribuida (DAS). Cuando las vibraciones sísmicas
perturbaron el cable, cambiaron la forma en que la luz regresaba a la fuente y
permitieron a los investigadores identificar los orígenes de los microsismos.
Los
investigadores encontraron que las microvibraciones emanaban de regiones de
origen entre unos pocos kilómetros y unos 10 kilómetros de ancho, pero esta
región de origen migró dentro de una banda entre 7 y 27 kilómetros de la costa,
donde el océano tenía entre 25 y 100 metros de profundidad. Sin embargo, donde
las vibraciones eran más fuertes no siempre era cerca de la fuente de los microsismos.
A veces eran más fuertes en áreas más cercanas o más alejadas de la costa.
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