Dos ingenieros de Ayora diseñan colmenas inteligentes para mejorar la producción de sandía y melón
Monitorizan la actividad de las abejas para asegurar que no fallan en momentos clave del cultivo como las etapas de polinización y cuaje
Decía Einstein que, si “las abejas se mueren, se acabaría la vida en el planeta Tierra, ya que son las que polinizan el 80% de las flores que, más tarde, se convierten en frutos”.
Así
deriva la conversación de la revistamercados.com con el CEO de Global Bee,
Evaristo Pastor, que junto con su socio David Muñoz han lanzado un proyecto de
I+D+i, inicialmente destinado a controlar la eficiencia de las colmenas para la
producción de miel, pero que ha dado el salto a la agricultura y ofrecen como
herramienta para aumentar el rendimiento agrícola hasta un 24% (que es lo que
se consigue, según la FAO, con una polinización bien gestionada).
Ambos
ingenieros residentes en Ayora (Valencia) decidieron aportar su granito de
arena y ayudar a que la agricultura y el sector primario se tecnifiquen, sean
sostenibles y eficientes. Por ello, ofrecen unas colmenas inteligentes en las
que, a través de Blockchain, Big Data, Cloud e IoT, monitorizan la actividad de
las abejas para asegurar que no fallan en momentos clave del cultivo como las
etapas de polinización y cuaje.
Además,
predicen y alertan de la falta de agua y alimento para las abejas, así como
ataques de depredadores a la colmena; y todo ello a través de información que
se actualiza en el dispositivo móvil cada 15 minutos (que hace que la batería
dure el tiempo necesario antes de su cambio de emplazamiento). Los marcos
diferenciales instalados en la colmena facilitan información precisa y puntual
a través de un software libre, que va a parar a una base de datos propia.
Creen
que estas colmenas van a ser de gran ayuda para cultivos de frutas de temporada
que necesitan polinización, como pueden ser el melón y la sandía.
Bioindicador
natural para cultivos ecológicos y sostenibles
Sin
duda, una de las características más importantes de las abejas es la función de
bioindicador reconocido a nivel medioambiental, que ayuda a determinar si el
nivel de productos fitosanitarios es el adecuado y si tiene compatibilidad con
la vida de las mismas. “Podemos ver cómo reacciona la colmena a los diferentes
tratamientos que se aplican” y, de esta forma, conocer si los productos
aplicados únicamente eliminan “lo que tienen que eliminar” o también afecta al
conjunto de insectos que se desarrollan en el campo y que tienen un importante
factor polinizador muy beneficioso para el entorno.
Es
ideal, por ejemplo, para los cultivos ecológicos, ya que ayuda a conocer qué
productos sí y cuáles no se pueden utilizar para seguir siendo bio.
Primeros
resultados y futuro
La
empresa echó a andar en 2019 y, tras el salto del sector de la apicultura ante
la reticencia de los apicultores a ceder información para que fuese
monitorizada, actualmente se encuentran en fase de ensayo y desarrollo de
proyectos pilotos junto con la Universidad de Valencia, sobre todo para
cultivos ecológicos. “Queremos hacer compatible la apicultura con la
agricultura y ya estamos trabajando en ello con 5 colmenas específicas”.
Esperan
estandarizar el proceso en breve y que los precios sean asequibles para que los
productores se animen a apostar por las abejas como bioindicadores y, además,
por la sostenibilidad, el respeto del medio ambiente y el cumplimiento de los
ODS.
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