La fauna exótica invasora más dañina de España
© PEDRO GAVIDIA-METEORÓLOGO DE AYORA |
En la antigüedad, las cordilleras y océanos del mundo formaban
una gran barrera natural muy difícil de superar para cualquier especie, por eso
la mayor parte de los ecosistemas evolucionaron de forma relativamente aislada.
Con el paso de los años, debido a las primeras migraciones humanas, comenzaron
los movimientos intencionados de especies exóticas. No obstante, la cantidad y
frecuencia de introducciones de especies foráneas en tiempos pasados fue mucho
menor que en la actualidad, debido al exponencial incremento del comercio y del
movimiento mundial de personas acontecido en las últimas décadas.
Las invasoras son
especies que por sus características, su biología y su área de distribución
natural, nunca hubiesen llegado de forma natural y por sí mismas a los países
en los cuales se han introducido. Una vez en el nuevo medio, provocan una
fuerte competencia y lucha con las especies autóctonas, las cuales, al no haber
tenido jamás contacto ni haber evolucionado junto a las invasoras, les resulta
difícil competir. Por tanto, son desplazadas de su propio medio y en algunas
ocasiones más extremas mueren, llegando a reducir su población hasta la
extinción, con el consecuente daño para el nuevo ecosistema.
De hecho, la
introducción de estas especies es, según la ONU, la segunda causa de pérdida de
biodiversidad a nivel mundial y la primera en ecosistemas insulares, provocando
además que en Europa, una de cada tres especies esté en peligro crítico de extinción
debido a esta amenaza.
El daño económico
generado por las especies invasoras es de gran magnitud
Además del daño
medioambiental, el daño económico generado por este fenómeno es de gran
magnitud, ya que al afectar negativamente a muchas especies autóctonas, se
pueden generar grandes pérdidas en actividades económicas relacionadas con la
agricultura, la ganadería o la pesca. Otro gran problema de las especies
invasoras, es que su control es muy difícil, por no decir casi imposible en
muchos casos, tanto a la hora de estabilizar o reducir sus poblaciones, como
por la disponibilidad económica y de recursos para llevarlo a cabo.
Según cálculos del Fondo
Mundial para la Naturaleza, este problema supone para la Unión Europea una
inversión aproximada de 12.500 millones de euros anuales, junto con los
problemas para la salud de los ciudadanos y del medioambiente que ya de por sí
lleva asociados. En cuanto a las especies invasoras que podemos considerar más
dañinas para los ecosistemas españoles, tenemos las siguientes:
Es originario de México
y centro-sur de USA, fue introducido en los ríos españoles a mediados de los
años 70, para su aprovechamiento pesquero y más en concreto en las marismas del
Guadalquivir (Sevilla), en 1974. El problema de esta especie, es que al ser de
mayor tamaño, más voraz y competitivo que el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius
pallipes lusitanicus), este último ha sido llevado hasta el peligro de
extinción en nuestro país. Así mismo, importó un hongo de origen americano que
provoca una enfermedad denominada afanomicosis, la cual también ha favorecido
el rápido declive del autóctono.
Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans)
También denominado “de
orejas rojas”, procede del suroeste de los Estados Unidos y se ha extendido con
gran rapidez a nivel mundial debido a su venta como mascota y su posterior
puesta en libertad por los dueños. Es una de las especies invasoras más peligrosas
de nuestro país, pues se ha adaptado muy bien a nuestros ríos y charcas.
Además, tiene mayor fortaleza y agilidad que nuestras especies autóctonas, el galápago europeo (Emys orbicularis) y el galápago leproso (Mauremys leprosa), desplazándolos y transmitiéndoles patógenos y enfermedades. Su comercialización está prohibida.
Además, tiene mayor fortaleza y agilidad que nuestras especies autóctonas, el galápago europeo (Emys orbicularis) y el galápago leproso (Mauremys leprosa), desplazándolos y transmitiéndoles patógenos y enfermedades. Su comercialización está prohibida.
Mejillón cebra (Dreissena polymorpha)
Es un molusco bivalvo de
agua dulce, originario de los mares Caspio, Negro y Aral, que se extendió
posteriormente por gran parte del mundo a través de los barcos de transporte de
mercancías y personas. Su aparición en España tuvo lugar en el año 2001. Tiene
una alta tolerancia a los cambios de temperatura y salinidad, resistiendo
también varios días fuera del agua, por lo que se propaga con gran velocidad
(puede liberar un millón de larvas anuales). Además de los graves daños que
produce sobre la flora y la fauna de su entorno, su impacto económico es muy
elevado, pues puede obstruir tuberías y filtros, taponar conducciones y hacer
peligrar el abastecimiento de agua (urbano, agrícola y forestal).
Mosquito tigre (Aedes albopictus)
Es una especie de
díptero nematócero de la familia Culicidae, originario del sureste asiático.
Debe su nombre a su coloración negra con franjas blancas en el tórax y abdomen.
Se detectó por primera vez en Cataluña, en agosto de 2004, extendiéndose
posteriormente a otras muchas zonas del país. Su llegada ha sido propiciada por
el comercio y tráfico de mercancías. Es mucho más grande y agresivo que el
mosquito autóctono, provocando dolorosas picaduras, con fuerte inflamación,
persistente escozor y en ocasiones, reacciones alérgicas de cierta gravedad. De
igual modo, transmite enfermedades graves como el dengue, la fiebre amarilla y
el virus del Nilo Occidental, aunque en nuestro país no se han registrado casos
hasta el momento.
Avispa asiática (Vespa velutina)
Es una especie de
himenóptero originario del sureste asiático, que llegó accidentalmente a
Francia sobre el año 2004. Posteriormente, en el año 2010, fue observada en
algunas poblaciones de Navarra, para extenderse seguidamente a amplias zonas
del norte de España, desde Cataluña hasta Galicia. Su buena adaptación en
Europa occidental, se debe a que el clima de aquí es muy similar al de su zona
de origen (subtropical templado). Sus efectos son devastadores para otros
polinizadores, de los cuales se alimenta, como es el caso de las abejas de la
miel (Apis mellifera), atacando con frecuencia las colmenas de numerosos
apicultores, con las consecuentes y abultadas pérdidas económicas.
Aquí enumeramos unos
pocos ejemplos de las especies invasoras más frecuentes en nuestro país, pero
el listado completo es muy extenso, llegando a contabilizarse en total cientos
de ellas, con el consiguiente daño que provocan en nuestro entorno originario.
En cuanto a los humanos,
sus picotazos suelen causar un fuerte dolor, acompañado de hinchazón y escozor,
remitiendo después de varios días. No obstante, en caso de producirse picaduras
múltiples en personas alérgicas a su veneno o en mucosas corporales, la
gravedad puede ser tal que ponga en peligro la propia vida de la persona
afectada.
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