“Queremos conseguir que los ganaderos no tiren la lana porque tiene un gran potencial económico”
infoJUCAR | El proyecto
Esquellana trabaja en una campaña de ‘crowfunding’ para salvar a la oveja
autóctona ‘guirra’ | En los últimos 30 años se ha reducido a la mitad el número
de ejemplares en el Valle de Ayora-Cofrentes y La Canal de Navarrés
Se llama oveja guirra, habita el litoral
mediterráneo y, a través del proyecto Esquellana, nombre que resulta de la
combinación en valenciano de esquella, cencerro, y llana, lana, se quiere
revertir el proceso de su extinción. Solo quedan unos 5.000 ejemplares.
Para conseguir financiación, tal como informa CincoDías, Esquellana puso en marcha una campaña de micromecenazgo a finales de
2017, a través de Lateuaterra.org, la primera plataforma valenciana de
crowdfunding dedicada a proyectos medioambientales, ecológicos y sostenibles,
que ha sido un éxito, ya que han conseguido más de 13.000 euros precisos para
echar a andar con la iniciativa.
Lo que pretende Esquellana pasa, en principio, por
la protección de la ganadería extensiva y de esta raza autóctona. “Es un
proyecto ambicioso. Hay mucho interés, es una lana muy suave, es buena para el
hilado… De hecho, la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad
Valenciana (Ateval) se ha interesado por la iniciativa. Hemos empezado con la
guirra, pero queremos conseguir que los ganaderos no tiren la lana, que es lo
que ahora están haciendo en la mayoría de los casos. Hay mucho acrílico
derivado del petróleo”, comenta Anna Gomar, impulsora de Esquellana.
“La sustancia grasa que impregna la lana de las
guirras es más abundante que en otras razas, lo que hace que sea mucho más
suave al tacto, y es también la preferida de las personas que trabajan en
artesanía”, apunta Gomar.
La calidad de esta lana permite obtener mejores
resultados en el proceso de convertirla en madejas naturales. La elaboración,
que se ha realizado sin fibras ni tintes artificiales ni sintéticos, ha
culminado con un primer procesamiento de 1.600 kilos de lana.
En los últimos 30 años se ha reducido a la mitad
el número de ejemplares de esta oveja autóctona. La Vall d’Albaida, Valle de
Ayora-Cofrentes, Camp de Túria y la Canal de Navarrés, en Valencia, La Marina
Alta, en Alicante, y La Plana de Castellón son las comarcas en las que se
distribuyen principalmente las 5.000 cabezas de ganado de la guirra que aún
quedan.
Precio
justo
Frente a esta situación, Esquellana pretende pagar
la lana a un precio justo al ganadero para que este reciba un ingreso por un
gasto obligatorio, la esquila, que no solo no le reporta ningún beneficio, sino
que le plantea el problema de cómo deshacerse de la lana; no la consiguen
vender porque nadie la quiere. Esto hace que un producto que antiguamente era
un ingreso se haya convertido en un gasto que agrava todavía más la difícil
situación económica a la que tienen que hacer frente los pocos pastores de
guirras que quedan en la Comunidad Valenciana.
Cada oveja produce entre un kilo y un kilo y medio
de lana y, en el mejor de los casos, el precio no supera los 40 o 60 céntimos
el kilo.
Los beneficios que esta propuesta genera son
múltiples, desde los efectos positivos frente al cambio climático que ejercen
estas ovejas que pastan libremente, criadas de forma extensiva, sobre el suelo
y el medio ambiente, hasta el mantenimiento de la actividad de los pastores
locales, son unos 22 los que aún trabajan con esta especie autóctona en todo el
territorio valenciano. Por el contrario, la pérdida del pastoreo y de la
ganadería extensiva produce muchos efectos negativos: desaparece la riqueza
específica de la biodiversidad del territorio, se incrementa el riesgo y la
magnitud de incendios y disminuye el agua en las cuencas, especialmente en
medios semiáridos o áridos.
Iniciativa
global
En 2010 se lanzó una iniciativa mundial, The
Campaign for Wool, apoyada por el príncipe de Gales, en la que se animaba a
proteger la industria de la lana en diversos países y que, de momento, ha
obtenido algunos frutos que se han plasmado en un aumento de la demanda y del precio
que reciben los ganaderos por su producto. Ahora, el proyecto Esquellana se une
a esta corriente con el mismo propósito y con la confianza de que pueda suponer
la creación de puestos de trabajo en el territorio.
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